Ambientalista Verónica Vilches ante la crisis hídrica de Petorca: “No es sequía, es saqueo”
Lejos de las macro discusiones sobre el cambio climático y los acuerdos globales entre gobiernos, la dirigente culpa a los grandes agricultores de la zona de “violar el río” en desmedro de los pequeños campesinos y la comunidad.
soychile.cl. Mientras los medios hablan de la Cop 25, el calentamiento global y las declaraciones de Greta Thunberg; en Petorca los vecinos coexisten con la cara más amarga de la sequía: “Vivimos con olor a muerte”. Las palabras son de Verónica Vilches, ambientalista y dirigente del Movimiento de Defensa del Agua, la Tierra y la protección del Medio Ambiente (MODATIMA). Y no, no exagera: “Murieron las aves, murieron las vacas, las vaquillas, nuestros caballos”. De los 50 animales que tenía, hoy sobreviven apenas tres; al resto se lo llevo la sed y el hambre. Sacrificar al ganado es un lujo que muy pocos pueden darse. A los pequeños agricultores y estancieros solo les resta observar -con impotencia- esa lenta agonía para convivir luego con los cuerpos inertes de un cementerio sin tumbas.
Verde desesperanza
Pero algo no calza. La aridez de las tierras de los pequeños campesinos de Cabildo y Petorca, contrasta con cientos de hectáreas que exudan verdor, como si se burlaran del dolor de Vilches y los suyos. Son paltos, miles de ellos. Kilómetros de plantaciones de este árbol que consume la nada despreciable cifra de 600 litros de agua a la semana. El objetivo, brindar a los dueños de estos predios la mejor palta hass de exportación. La dirigente lo resume en una frase: “No es sequía, es saqueo. Al río lo han descuartizado, lo han violado, lo han destruido de tal forma que perdimos hasta el agua subterránea”. Vilches continua, “estamos muertos en vida”. El agua “elemento vital, derecho humano” sencillamente no alcanza ni para el consumo ni para las necesidades básicas.-
De la otra vereda, el Comité de la Palta de Chile culpa al cambio climático
“Cuando llegan los terratenientes, lentamente empezamos a quedarnos sin nada. Sin nuestra flora y sin nuestra fauna. Verdes están ellos y secos nuestros vecinos. Ellos nos secaron, ellos son los responsables”.
Desde la llegada de los grandes latifundistas, la situación en la comuna de Cabildo, acusa, ha empeorado ostensiblemente. La ambición de este sector económico traducida en la sobre explotación los suelos “ha reventado nuestro tejido social, nos ha destruido. Son como un saco roto, no tienen conciencia, no les importa nada. Ni siquiera nosotros, somos como un número más, por ellos, ojalá nos borraran del mapa”.
Silencio cómplice
Pero sus dardos no se quedan ahí, la clase política es a su juicio, otra gran responsable. La ambientalista cree firmemente que autoridades y parlamentarios sólo han buscado beneficiarse a través de los derechos de agua. “Son culpables y son corruptos”, declara. La evidencia que respalda su argumento, es justamente la falta de legislación respecto al tema: “El código de agua debieron haberlo cambiado. Sabían estos problemas, pero prefirieron enriquecerse entre ellos”, denuncia. Así las cosas, Vilches reconoce su total desencanto tanto hacia los legisladores como hacia el gobierno, “no les tengo fe, porque no han hecho nada. Muy por el contrario, se han hecho los locos, ciegos, sordos y mudos”, afirma.
Punto aparte para la fiscalización. ¿Se puede detener el robo de agua con 52 fiscalizadores para más de tres mil pozos?
“Numéricamente no se puede, pero hay un problema de fondo. A los terratenientes, a los empresarios grandes y poderosos de este país, se les informa, se les avisa antes de ir a fiscalizar. ¿Por qué a la primera siempre caemos los que hablamos del agua, por qué fiscalizan a los más chicos y no a los más grandes? Eso va en desmedro nuestro”.-
Te han perseguido y amedrentado
“Ha sido muy difícil porque hablar de agua es ser eco terroristas, verdes pintados de rojo… nos han dicho de todo, nos han calumniado. Me han ofrecido autos, millones; no he aceptado. Pero también me han apedreado la casa, han llegado vehículos extraños a mi hogar, en agosto del 2017 vino la PDI a detenerme por una orden de Fiscalía que jamás fue dada. Recibo llamados de teléfono diciendo que son carabineros que necesitan ubicarme, he tenido intentos de atropello…he pasado de todo. En Chile, el poder es poder”.
Pero Verónica Vilches no baja los brazos: “Perdimos la calidad de vida, no la dignidad, por eso estoy aquí, Vamos a seguir luchando por el agua, hasta la última gota, pero de pie. Jamás de rodillas”, concluye.
Fuente: soychile.cl